Un viaje que se ha convertido en una tradición en Alegra: el viaje de las familias a Tierra Santa. Este año queremos compartir con vosotros parte la experiencia y hemos una breve compilación de los testimonios de algunos de los peregrinos. ¡Ya estamos pensando en el próximo viaje a Tierra Santa en 2019!
“Hay muchas maneras de hacer un viaje a Tierra Santa. Se puede ir, mirar y escuchar lo que pasó en cada uno de los lugares, y conocer la tradición de los cristianos que lo han custodiado a lo largo de los siglos. Un segundo paso es meditar los pasajes del evangelio que se refieren a cada lugar santo, y procurar hacer espacios de silencio para sumergirse en el misterio.
Aún hay un tercer paso, que puede ayudar a captar mejor el aroma del paso del Hijo de Dios por esos lugares: se trata de «vivir» en primera persona algunos de los episodios vividos por Jesucristo y sus discípulos.
Por ejemplo: navegar por el lago de Galilea con el Santísimo expuesto abordo; caminar por el desierto donde el Señor fue tentado y celebrar la Eucaristía sobre una de las rocas; subir andando el monte de las Bienaventuranzas y celebrar en lo alto la Misa de la Transfiguración del Señor; subir desde Getsemaní, tras una Adoración nocturna en la Basílica de la Agonía, a la ciudad vieja de Jerusalén; recorrer el «Via Crucis», etc. Los tres pasos han estado presentes en la visita a Tierra Santa de este año”
– Don José Brage
“Para nosotros el viaje a Tierra Santa ha supuesto una experiencia única en la vida. A nivel espiritual nos ha hecho vivir nuestra Fe y comprender el evangelio de una manera mucho más experiencial, como si fuéramos verdaderos discípulos de Cristo y siguiéramos sus pasos como hace 2000 años muchos le siguieron.
A nivel matrimonial y familiar esto nos ha unido más y nos ha dado fuerzas para seguir deseando construir nuestra casa sobre La Roca y seguir a Cristo en nuestro día a día como padres y esposos. Por último, a nivel personal, nos ha dado la oportunidad de conocer gente excepcional con la que hemos compartido algo muy profundo y a las que nos sentimos ya unidos de una manera especial.
Esta experiencia nos ha hecho unirnos mucho más a Alegra y a sentirnos de verdad parte de esta gran familia que estamos construyendo. Solo puedo agradecer a todas las personas que me animaron y apoyaron en lanzarme a vivir esta experiencia tan única y maravillosa ¡Estoy segura de que repetiremos!”
– Gonzalo González y Rosario Pelayo
“Tierra Santa es el viaje de la vida. Es como zambullirse en el origen del hombre.
Se puede viajar por todo el mundo, pero solo en un sitio como Tierra Santa tiene uno la sensación de estar visitando un lugar que forma parte de su propia vida. De donde procedes. Un lugar que ya conocías sin haber estado.
Descubrir Tierra Santa en realidad te ayuda a descubrirte a ti mismo. A tu propia historia y a entrar un poco más dentro de tu corazón.
Me quedo pensativo tratando de entender cómo es posible que no hubiera viajado antes a Tierra Santa. Sucede que uno pasa toda la vida tratando de estar más cerca de Dios, de conocerlo mejor, y de sentirlo. Y resulta que lo tenía ahí al lado, a 3,5 horas de avión… Para sentirlo, llorarlo, y orarle con una intensidad que no pensaba que fuera capaz de hacer.
Por encima de todas las cosas que vivimos, recuerdo Tierra Santa como un emocionarse y dejarse llevar en los lugares Santos. Acurrucado en la oscuridad, sin oír los gritos y los cánticos de los ortodoxos, los coptos, los armenios, los árabes… y a escasos pasos de los sitios que cambiaron la historia del hombre y del mundo. Para mí fue una extraordinaria ayuda leer in situ los libros que describen los sucesos de la vida de la Virgen y de Jesús. Hacerlo allí fue como volar…”
– Kiko Ruiz-Tagle
Para mí ha sido un tiempo tan especial con mi marido, disfrutar de la presencia de Señor en todos los lugares santos. Es caminar juntos en la vida de piedad, en la intimidad de nuestras almas, junto a Kiko caminando por la tierra de Jesús, un camino juntos que nos lleva a Dios. El verdadero sentido del matrimonio consiste en llevarnos el uno al otro a la gloria eterna y en Tierra Santa lo hemos visto. Estamos felices de haber ido y queremos volver otra vez.
– Mª Ángeles Oriol
«Cuando me disponía a viajar por primera vez a Tierra Santa pude leer unas palabras de un santo que m parecieron asombrosas; más si pensamos que San Juan Pablo II fue para muchos el Papa más peregrino y viajero. Ahora, después de haber estado allí una vez más pienso que todo peregrino podría suscribir esas palabras:
¡Oh lugar, lugar de Tierra Santa, qué espacio ocupas en mí! Por eso no puedo pisarte con mis pasos; debo arrodillarme. Y así dejar constancia de que has sido para mí un lugar de encuentro. Yo me arrodillo y pongo así mi huella. Quedarás aquí con mi huella —quedarás, quedarás— y yo te llevaré conmigo, te transformaré dentro de mí en un lugar de nuevo testimonio. Yo me voy como un testigo que dará testimonio de ti a través de los milenios. «
Testimonio de Don Pablo Molero