Diciembre, 2021

Educar el corazón en Navidad

“Atabales tocan en Belén…¡Amor!”  con estas palabras y dando gritos de alegría los pastores del tradicional auto sacramental navideño del Colegio, recorren el pueblo anunciando la Buena Nueva que les ha traído el Angel. Oímos a esos pastores e instintivamente comprendemos cómo la Navidad nos brinda una sobrenatural oportunidad para educar el corazón y educar desde el corazón. Porque la Navidad es tiempo de piedad y la piedad es maestra de afectos. 

Como esos padres de la Sagrada Familia que, de corazón a corazón, nos muestran el amor de Dios en ese Niño, hemos de mostrar al niño y al adolescente lo mucho que Dios les quiere. Transmitir esa experiencia de sentirse queridos será salvaguarda que aporte estabilidad de carácter y solidez emocional.

Un corazón abierto al amor

Es así como la sencillez de poner el belén familiar adquiere entonces la solemnidad de la mejor de las clases o el consejo más exquisito: la participación de todos, la elección de las figuras, la narración de las escenas… etc, serán una cátedra para el corazón. Si, como padres, pensamos desde el corazón en los ratos familiares de estas fechas sin dejarlos a su suerte, el potencial educativo crecerá exponencialmente. Y de resultas, la familia tendrá un atractivo imborrable en la infancia y adolescencia de los hijos. Preparar una representación navideña, lograr cantar unos cuantos villancicos completos, escuchar historias de los nuestros, etc… redundará en crecimiento de buenas emociones, afectos y deseos. Además, lejos del consumismo omnipresente que no satisface, introducir la pobreza de Belén en nuestra vida familiar, propiciará al entorno una autoestima saludable, que primará el ser  sobre el tener y que reconducirá el orden de las cosas. Esa austeridad buscada en la vida familiar de las casas, conllevará un mejor aprendizaje de la Navidad y un corazón más receptivo para  Dios y para los demás. 

Y terminamos con la actitud. Los tres Reyes Magos en el auto sacramental tras dilucidar al ver la estrella que si es rey de reyes se pondrán en camino, concluyen que lo harán  “con admiración y silencio”. Nosotros también.

 

–Inés Somolinos