Noviembre 2021

La educación afectivo sexual una demanda creciente

De cierta actualidad y de gran relevancia, por lo que afecta a la calidad de vida de las personas, es la educación afectivo sexual de menores.

Es reincidente una temática social en torno a la problemática generada por una deficitaria educación afectivo sexual. Con referencia a la población joven se suceden noticias relacionadas con una mejorable gestión de las emociones, inmadureces afectivas o situaciones de riesgo sexual. Unos tiempos pansexualizados y un hedonismo omnipresente están haciéndose ya visibles en las personalidades emocionales, afectivas y sexuales de los menores.

Hay que hacer. Es el contexto sociocultural, las coordenadas temporales que toca vivir, las que hacen que una dimensión educativa que siempre ha estado ahí y ha estado más o menos cubierta, requiera de una respuesta pronta y capaz por nuestra parte. 

Los padres en primera línea

Desde ministerios se decide, desde asociaciones se dan cursos, aparecen masters acreditativos en universidades, surgen talleristas dispuestos a formar… pero afortunadamente y porque la naturaleza de las cosas lo manda así, el lugar originario del crecimiento de  los  hijos es la familia, también en este aspecto:  un correcto desarrollo de su afectividad y de su sexualidad. Esto es, son los padres quienes tienen la primera línea también en esa educación afectivo sexual de los hijos.

Convertir un reto en una ventaja

Una respuesta urgente como padres a esta demanda creciente, hará que no quepan sustitutos  en la educación afectivo sexual de los hijos. Aunque sí ayudas. Una de esas ayudas se encuentra en el Centro Educativo. En Alegra Secundaria se ha implantado desde hace ya un par de años un Programa de Educación Afectivo Sexual para alumnas desde los 11 a los 17 años que ya es una sólida constante en la aulas. Es una ayuda que tenéis, padres, pero requiere de vuestro rol.

Es así como convertiremos entre todos, un reto en una ventaja y, con la asunción de la  educación afectivo sexual, habrá más hijos que hayan aprendido a amar y tendremos en las aulas a unos alumnos más felices.