Junio 2024
Cine en familia, dos veces cine y dos veces familia (Junio 2024)
Se va acercando el final de curso. Los años escolares son como los ríos de Machado. Nacen en septiembre, van creciendo y en junio van a dar a la mar. Otro año que se va. Lo importante no es llegar, lo importante es cómo llegar a junio. Cada curso hemos de haber aprendido muchas cosas, en lo académico y en lo humano. Tenemos que entrar en el verano con la sensación de que sabemos más y somos mejores. Es bueno que, acabado el colegio, hagamos una reflexión con nuestras hijas. Debemos ayudarles a ver su mejoría y a reconocer los aspectos que aún necesitan mejorar. Yo os invito a seguir trabajando la constancia y la caridad. Son dos virtudes que, desgraciadamente, a veces están ausentes en la sociedad de hoy. Nuestras hijas deberían ser faros de estas dos virtudes allá donde vayan. La virtud de la constancia, se puede trabajar a través de la lectura; por ejemplo, leyendo todos los días durante verano, un tiempo. La otra virtud a trabajar es la caridad con los demás, deberíamos ser capaces de ponerla en práctica especialmente con las personas que convivimos. No tiene sentido ser muy buenas amigas y “pequeños monstruitos” con nuestras familias.
Este mes os traigo dos películas que incitan a la reflexión personal. Una nos invita a pensar sobre el paso del tiempo y la importancia de la familia. La otra invita a la reflexión, en relación a la constancia, al nunca rendirse.
El padre de la novia, producida el año 1991, actualmente en Disney +, Amazon Prime y Apple TV. Recomendada para todas las alumnas de PAI y PD.
Se trata de una película que muchos de nosotros recordaremos como una gran tontería, una frivolidad. Os invito a que la veáis de nuevo con los ojos de la paternidad. Es una oda al matrimonio bien entendido y a lo difícil que es dejar volar a los hijos. George Banks vive como un infierno el montaje de la boda de su hija mayor, Annie. Le echa de menos antes de que se haya ido, y durante todo el proceso de la boda, le va poniendo trabas. Es curioso ver, como en un momento dado, casi sin darnos cuenta, nuestras hijas están preparadas para tomar las riendas de su vida y salir por nuestra puerta para formar su propio hogar. Es crucial que, para cuando llegue ese día, nuestras hijas estén realmente preparadas. Nuestra función como padres y educadores es darles las herramientas necesarias para que sean verdaderas agentes de cambio. A veces, el sobreproteccionismo de los padres, no ayuda a que nuestras hijas puedan formar un hogar por sí mismas, y dificulta que sean buenas compañeras en su viaje matrimonial. Siempre pensamos que ese momento está muy lejos y que ya nos pondremos en un futuro a trabajar con ellas en sus virtudes. Nos decimos a nosotros mismos que más adelante haremos cosas juntos, más adelante ella buscará nuestra sabiduría. Pero para cuando nos demos cuenta, ya no somos “el hombre de su vida”. Hay otro que nos quita nuestro lugar, pero hemos sido nosotros previamente los que las hemos educado en saber elegir a nuestro sustituto.
Este artículo nos ayudará a reflexionar sobre cómo el tiempo pasa y es fundamental aprovecharlo. Las etapas de la vida se pasan y no vuelven, no podemos caminar por ellas sin vivirlas de verdad o sin que nos dejen huella en nuestro carácter. Ahora, vuestras hijas están en casa y sois sus padres. Dejad huella en ellas durante esta etapa para que entren con buen pie en la siguiente.
The boys in the boat, producida el año 2023, actualmente en Amazon Prime. Recomendada para las alumnas a partir de PAI4.
Ambientada en los años posteriores al Crack del 29 en EE.UU. Esta película cuenta la vida de unos universitarios de familias poco pudientes de la universidad de Washington. Muchos de ellos tienen que hacer malabares para poder pagar su paso por la universidad, y algunos ni siquiera tienen un lugar en el que vivir. La universidad ofrece la oportunidad de apuntarse a las pruebas de acceso al equipo de remo. Los que entren en el equipo tendrán alojamiento, comida y matrícula gratis mientras sean miembros. Para muchos de estos chicos, esa es su única oportunidad para poder acabar la carrera, o incluso para poder dormir en una cama. Al finalizar las duras pruebas de acceso, solo quedan 9, los 8 tripulantes y uno de reserva. Poco a poco, a través de los entrenamientos, de algunas victorias que llegan, y de hacer equipo, los remeros se van a convertir en una familia.
Se trata de una película maravillosa que nos hace pensar en la importancia de la resiliencia. Ésta, es una palabra poco común en los días que corren y aun conociéndola, tampoco está muy de moda. Es lo que yo les traduzco a las niñas como “saber aguantar el tirón”. La vida nos pone ante situaciones difíciles, enfermedades, pérdidas de empleo, desamor, traición de un amigo, fracasos académicos o profesionales… lo que nos define como personas no es como caemos, sino como nos levantamos tras caer. Para que puedan levantarse con orgullo y con elegancia, queridos padres, primero hay que dejarles que se caigan. A veces es bueno que nuestras hijas sufran ,aunque nos cueste verle, siempre y cuando esté acorde con su edad, y en los ámbitos normales de la adolescencia. Dichos ámbitos podrían ser: la frustración académica, los problemas con amigas o las consecuencias escolares a sus malos actos en determinados momentos. No podemos seguir ahorrándoles los sufrimientos que son naturales y parte de la vida. Los pequeños dolores que los años nos van poniendo por delante, nos van educando para los grandes dolores que pueden llegar a visitarnos al ser adultos.
Los chicos del remo, tienen grandes problemas y con esfuerzo, constancia diaria y apoyo de sus seres queridos, llegarán a hacer lo impensable. Pero tenemos que pensar que llegan a su gran meta porque antes la vida les había puesto a prueba y ni sus amigos, ni sus padres, les aprobaron el examen.
No hay que eliminar los sufrimientos a nuestras hijas, ni pedirle al colegio que lo hagan ellos. Hay que ayudarles a ser mujeres resilientes y contantes. El esfuerzo es una virtud y no una condena. El aguantar el temporal con una sonrisa es algo a valorar, no es algo por lo que mofarse.
Eduquemos a nuestras hijas en continuar aunque les cueste, en rematar lo que uno empieza, en abolir la queja constante de su vocabulario, en perseverar, en levantarse tras caer, en no esperar que otro me saque de mis propios problemas. Solo haciendo esto, forzando la situación para que cuando nuestras hijas metan la pata la puedan después sacar, o que sufran, para poder curtir su piel fina para las curvas del futuro, es como logramos hacerles grandes, fuertes, libres, y felices. Solo así estarán preparadas, como los chicos de Washington, para ir a los Juegos Olímpicos y ganar el oro en su vida..
– María Sendagorta